miércoles, 12 de diciembre de 2007

CASI UNA HISTORIA DE AMOR

Por Juan Pablo Angelone

¡Parece mentira volver a encontrarte después de tantos años, mi amada Caroline! Realmente parece mentira… Porque en efecto, es mentira. Ahora te miro bien y comprendo no sólo que no eres Caroline, sino que jamás te había visto en mi vida. Y sin embargo siento que te conozco desde siempre. Eso puede significar dos cosas: O bien me he enamorado de ti a primera vista, o mi Alzheimer está mucho más avanzado de lo que piensa mi médico de cabecera, uno de los mejores otorrinolaringólogos de la ciudad. ¡Pero no dejemos que mi enfermedad sea obstáculo para amarnos locamente, amada mía que no eres Caroline! Nada puede detenernos, ni siquiera el hecho de que ese señor que te acompaña bien o mal podría ser tu esposo, tu novio o tu amante. Creéme, no me asusta la posibilidad de que ames a ese hombre. No, amada mía. Lo que me asusta es verlo medir casi dos metros de estatura y calcularle unos ciento veinte kilos de peso, el saber que un solo golpe de sus enormes puños bastaría para pulverizar mis escasos e insignificantes cuarenta y nueve kilos… Pero aun así, amada mía, te ruego encarecidamente ahora, mientras tu esposo, novio o amante se dispone a golpearme, que llores mi muerte. Un último deseo, eso sí. Quisiera saber cómo te llamas para poder dejar este mundo pronunciando tu nombre. Sería curioso que después de todo, amada mía, te llamaras Caroline… Imagínate… Seríamos tocayos…

2 comentarios:

Agustín Roig Persig - (Tin Roig) dijo...

Este engendro está mucho mejor, mucho mejor. Me gustó. Es grotesco y hasta me hizo reír. Lo que me desconcierta es el final, sería un amor lésbico? jaja! Yo lo terminaría cuando dice "Sería curioso que(...)te llamaras Caroline". Ahí cierra perfecto para mí.

un abrazo



T¡n!

Anónimo dijo...

Estimado.

En realidad lo pensé -al texto, se entiende- tan absurdo, que en mi imaginación no había lesbianismo sino un hombre llamado Caroline. Es lo bueno de escribir desde el nonsense. Podés tomarte muchas licencias, aunque sin goce de sueldo.

Y si termino el escrito con lo de los tocayos es porque quería que el disparate llegase hasta la última palabra. Yo siempre hago reír con mis relatos... ¡El problema es que algunos son dramáticos!!!!!!!!

Otro abrazo.