La religión Vudú simboliza a lo terrenal con una serpiente, y el cielo (o lo que nosotros llamamos paraíso) con un arcoíris… Dicen que todo lo que respecta a la vida de un humano transcurre entre esos dos elementos…
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"Entre la Serpiente y el Arcoiris" Es el día en que todos los habitantes de la aldea marchan hacia campos más verdes, pues la primavera finalmente llegó, y ellos deben festejar hasta el anochecer; cantarán, bailarán, reirán…
Dormido a la sombra de un árbol, encadenado a la nada, se encuentra un perro. Al despertar sigue al único que no hace más que caminar; aquél que peregrina en silencio. Cabizbajo.
En el festejo, hombre y perro se quedan sentados viendo el espectáculo. Bailan sus ojos, pues siguen las miles de chispas que saltan del gran fuego que es el epicentro de la monumental ceremonia. Tragos de agua son seguidos por otros, y otros. Mientras, el mundo que los rodea se embriaga por las bebidas típicas de la zona…
Ahora todos duermen, pero sólo sueñan los solitarios compañeros. Quién entró al mundo fantasioso de quién no podría decirlo, pero sé que una misma serpiente envenenó, o tal vez bendijo, ambos cuerpos:
-Veo el mar desde un trono que denota la decadencia de un reino que jamás goberné. Observo la marea en el ocaso de un día invernal. Parpadeo y la selva bajo un cielo sin estrellas es mi refugio. Emprendo camino a donde no debería dirigirme y mi único temor es encontrar una pared insalvable.
Vení, amigo; vos que estás lejos de temerle a lo que yo temo, acompañame. Miremos donde debería estar la Luna; ahí junto a esa figura que no tiene forma, pero sabemos que es hembra. Sentémonos en el aire, con un precipicio mortal debajo de nosotros; temamos a que surjan arañas y murciélagos de la nada. Olvidemos que existe la gravedad.
Deseame buena suerte ahora que estás tranquilo, yo te prometo que bailaré cuando venga el otoño… no dejaré de sonreír aún dormido cuando ese día llegue.
Cruzamos el puente que apareció después de que empezamos a transitarlo. Llegamos al otro lado y, desafiantes, cortamos las cuerdas que sostenían las débiles maderas. Sabíamos que nuestra fe iba a lograr lo imposible… y así fue.
En unos pocos segundos las nubes tiñeron su canosa majestuosidad y empezó a llover, y fue sólo cuando terminé de ver mi futuro en una gota que se detuvo.
"Día y arcoíris deberían ser una sola palabra en este momento, una que no se me ocurre como podría sonar… Pero seguro que sería bellísimo en todas las lenguas del mundo." dijo el hombre camino al altar.
-La celebración terminó, el sacrificio fue exitoso. ¡Los dioses están satisfechos!-Anunció el sacerdote a la tribu.
El perro volvió, otra vez sin amigos, a la sombra del árbol.
