¿Primero la sombra,
o el cuerpo?
¿Cuál pesaría menos?
¿Qué metal nocturno
se convertiría
en aislante?
Y si un día,
cualquiera de los dos,
lo viviera
parado,
inclinado,
a punto
bajo el mismo fuego
de la tarde,
¿Quién podría
salirse
de la línea?
Encarnados serían
la carnada
del otro.
Sólo un pacto
de párpado cerrado
velaría
la respuesta.
Tin Roig
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